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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, inició a las 14.30 hora local (15.30 en Argentina) su primera gira internacional, que lo llevará a Medio Oriente e incluirá una visita sin precedentes al Muro de los Lamentos de Jerusalén, y luego a Europa, donde será recibido por el papa Francisco y participará de las cumbres de la OTAN y del G7.

El Air Force One arribará el sábado a Riyad, la capital de Arabia Saudita, donde Trump realizará una visita de dos días: el sábado se reunirá con el rey Salman y con otros miembros de la monarquía, con quienes firmará varios acuerdos de cooperación económica y seguridad.

También se verá con los líderes de los países del Consejo de Cooperación del Golfo y participará en un foro con jóvenes que podrán usar la red social favorita del mandatario, Twitter, para enviar tuits en directo sobre el encuentro. Pero, sin dudas, el momento más esperado de la visita del presidente republicano a Arabia Saudita será el discurso que dará el domingo sobre la “visión pacífica del islam”, ante los líderes de 50 países de mayoría musulmana y con uno de los gobiernos más conservadores y represivos del mundo musulmán.

Pese al discurso antimusulmán que ha marcado el gobierno de Trump, especialmente con la firma de dos decretos antiinmigratorios que intentaron sin éxito vetar la entrada al país de ciudadanos de varios países de mayoría musulmana, el mandatario también participará en la inauguración de un nuevo centro para luchar contra el radicalismo y promover la moderación.

Después de esa primera parada, viajará a Israel y Palestina, donde se encontrará con los máximos líderes de ambos gobiernos, una cita casi obligada para los presidentes estadounidenses en algún momento de su mandato.

El lunes arribará a Tel Aviv, en Israel, y desde allí viajará a la disputada ciudad de Jerusalén, donde se reunirá con el presidente israelí Reuven Rivlin y depositará una ofrenda floral en Yad Vashem, el Centro de la Memoria del Holocausto Mundial, y pronunciará un discurso en el Museo de Israel. Luego, el magnate republicano se reunirá en privado con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

En Jerusalén,Trump no sólo marca una diferencia al hacerlo tan temprano en su gobierno, sino que además será el primer presidente de Estados Unidos en visitar este lugar sagrado para el judaísmo ubicado en Jerusalén este, la parte de la ciudad anexada por Israel sin reconocimiento de la comunidad internacional.

La cuestión es delicada porque los palestinos quieren establecer la capital de un futuro Estado independiente en Jerusalén este, que Israel ocupó en 1967 y se anexionó después. Israel, por su parte, reclama todo Jerusalén. 

Estados Unidos, como la mayoría de los países del mundo, entre ellos Argentina, posee su embajada en Tel Aviv, no en Jerusalén, y dice que el estatus político de la ciudad sagrada debe determinarse en las negociaciones de paz entre ambas partes.

La primera gira internacional de Trump continuará el miércoles en el Vaticano, donde mantendrá un encuentro con el papa Francisco y visitará la Basílica de San Pedro. 

Al día siguiente participará de una cumbre de la OTAN en Bruselas y el viernes y sábado viajará a Taormina, Sicilia, para otra cumbre, esta vez del foro del G7, con las principales potencias económicas del mundo. 

Durante su paso por Bruselas, Trump se tomará un tiempo para un primer encuentro cara a cara con el flamante presidente francés, Emmanuel Macron.

Según analistas, esta primera gira llega en un momento muy delicado para Trump, con dudas sobre su preparación y capacidad para ocupar el Despacho Oval. Coincide además con el nombramiento de un fiscal especial para investigar presuntos nexos de su campaña electoral con Rusia.

Según dijo un alto funcionario de la Casa Blanca bajo anonimato en un encuentro con un reducido grupo de medios extranjeros, entre ellos la agencia de noticias EFE, Trump arranca su primera gira internacional con metas concretas como plantear una “OTAN árabe”, explorar un proceso de paz en Medio Oriente y conectar con sus aliados europeos, en medio de una grave crisis interna de credibilidad y competencia.

También busca que este viaje le sirva para averiguar si la OTAN o el Acuerdo climático de París encajan con su máxima de “Estados Unidos primero” y si merece la pena que mantenga esos compromisos, según la misma fuente.